Cómo los líderes indígenas de Brasil siguen luchando para deshacer las políticas destructivas de Bolsonaro
El 1 de enero de 2019, el presidente derechista Jair Bolsonaro asumió el cargo en Brasil tras una campaña que denunció los derechos LGBTQ+ y reproductivos y promovió el militarismo y la deforestación del Amazonas. En los cuatro años que Bolsonaro fue presidente (perdió su intento de reelección en 2022), avivó las llamas del racismo hacia los pueblos indígenas, llamándolos infamemente "cavernícolas" necesitados de modernidad.
Bajo el gobierno de Bolsonaro, las invasiones de colonos y la explotación ilegal de tierras indígenas en Brasil se triplicaron, según un informe de un grupo de defensa citado por CNN, y la deforestación alcanzó un máximo histórico. Parte del modus operandi de Bolsonaro para transformar las tierras indígenas para la extracción fue una política conocida como Instrucción Normativa 9, que, según CNN, hizo "más fácil para los propietarios privados obtener certificados de propiedad en tierras que anteriormente habrían estado fuera de los límites."
Las políticas estatales de Bolsonaro fomentaron la destrucción de la Amazonia, lo que también puso en juego los territorios indígenas. Los indígenas representan menos del 1% de la población brasileña, en menos del 13% del territorio nacional de Brasil. Desde 2019, más de dos docenas de protectores de la selva han sido asesinados, y un periodista británico que cubría el tema.
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Guajajara continúa: "La minería es una de las peores actividades para los pueblos indígenas. Las minas dejan un legado tóxico de contaminación con graves consecuencias para la salud, desde la desnutrición hasta el envenenamiento por mercurio." Guajajara señala que las actividades pesqueras y agrícolas de las comunidades indígenas también se ven afectadas por los ríos envenenados con mercurio procedente de la actividad minera.
Algunos de los desafíos más apremiantes a los que se refiere Guajajara son los impactos en curso del infame legado de Bolsonaro. Recientemente, los líderes del Congreso aprobaron un proyecto de ley que promueve la teoría del Marco Temporal, respaldada por el poderoso lobby agrícola del país. En lo que algunos dicen que puede ser una apropiación masiva de tierras, el proyecto de ley desafía al Tribunal Supremo del país, que lo había declarado inconstitucional.
Además, el proyecto de ley afirma que los indígenas no pueden reclamar ningún territorio en el que no estuvieran físicamente presentes el 5 de octubre de 1988, fecha de aprobación de la Constitución federal de Brasil. "Este proyecto de ley es sin duda un impacto del gobierno de Bolsonaro. Derrotamos a Bolsonaro y a la extrema derecha; sin embargo, el odio de estos últimos cuatro años permanece en todo Brasil", explica Kleber Karipuna, líder indígena del pueblo Karipuna de Amapá.
La Amazonia, región amenazada por este proyecto de ley, es importante no sólo para los pueblos indígenas, sino para todo el planeta. A menudo se hace referencia a ella como "los pulmones del planeta", porque ayuda a regular el clima de la Tierra. Ya sea regulando las temperaturas regionales o en su función duradera como sumidero de carbono, el Amazonas ha sido un protector vital del clima. Pero, según han informado recientemente los científicos, debido a los incendios forestales y la deforestación para la agroindustria, como la producción de ganado y soja, la Amazonia se está convirtiendo en una fuente de carbono en lugar de un sumidero de carbono.
"Para nosotros, los indígenas, estas tierras son nuestro hogar", afirma Karipuna, "es donde vivimos, donde encontramos nuestros alimentos y donde creamos relaciones familiares, espirituales y cosmológicas. Es más que una conexión material. Por eso, la lucha de los pueblos indígenas por sus tierras es por un territorio de historias, por una relación con los antepasados."
Karipuna se inspiró en su abuelo y en su madre para defender los derechos de los indígenas. Su abuelo fue un importante líder indígena para el pueblo Karipuna y un defensor de otros grupos indígenas de la región amazónica. La madre de Karipuna es una firme defensora de sus territorios frente a la invasión ilegal de tierras y la deforestación. "Nos dijo que sólo podríamos ganar esta batalla si nos inspirábamos en la lucha de nuestros antepasados y uníamos a los pueblos indígenas para afrontar juntos estos problemas", recuerda Karipuna.
En 2000, Kleber Karipuna abandonó por primera vez su tierra natal para marchar junto a otros indígenas en Brasil en una manifestación que conmemoraba los 500 años de la invasión de las tierras indígenas. Fue un momento crucial que le demostró lo conectadas que están las diferentes luchas de muchos grupos indígenas de todo el país. "Ese momento, para mí, fue un despertar para implicarme más en la lucha de mi pueblo a nivel local, pero también a nivel nacional en la Amazonia brasileña e internacional", afirma Karipuna. Se convirtió en líder del movimiento nacional y mundial por los derechos indígenas como coordinador ejecutivo de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), un movimiento nacional de movilización indígena creado en 2004.
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Activistas indígenas y organizaciones de base como la APIB apoyaron al actual presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (Lula) en su campaña para impedir que Bolsonaro obtuviera un segundo mandato. Lula ganó la presidencia en 2022 con promesas de abordar la deforestación y los derechos indígenas.
Lula ya ha hecho historia al nombrar a Guajajara primera Ministra de Pueblos Indígenas. "Este año, por primera vez, nuestro país eligió a tres mujeres indígenas como diputadas federales", señala Guajajara. "Hoy tenemos mujeres indígenas en los poderes Ejecutivo y Legislativo, un logro que sólo fue posible con la creación y consolidación del primer Ministerio de los Pueblos Indígenas, creado a partir de un acto de coraje del Presidente Lula."
Guajajara añade que el camino hacia el éxito político es más difícil para las mujeres, los indígenas, los negros y las personas LGBTQIA+, y señala que, incluso en medio de estas victorias, persisten obstáculos como el racismo, los prejuicios y la desigualdad.
Durante su presidencia, Bolsonaro dijo que políticas como la suya "continuarían en Brasil para siempre." Y a pesar de la elección de Lula, el debate sobre la tesis del marco temporal persiste. Acertadamente descrita como "la teoría antiindígena que no muere", el proyecto de ley recortaría los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras, provocando un desplazamiento masivo y abriendo la selva amazónica a nuevos intereses industriales. Debido a las políticas de Bolsonaro, la Amazonia ya se ha enfrentado a una deforestación desenfrenada y a catástrofes medioambientales, incluida una de las peores sequías en un siglo. El proyecto de ley supone una grave amenaza para los derechos de los indígenas y sólo hará que la Amazonia sea más vulnerable a una mayor deforestación y extracción de recursos.
El 20 de octubre, el presidente Lula vetó las partes principales del proyecto de ley que afectaban a las reclamaciones de tierras ancestrales indígenas anteriores a 1988. El veto fue recibido como una victoria parcial, y Guajajara instó a Lula a vetar el proyecto de ley en su totalidad, alegando que socavaría los derechos territoriales ancestrales de los indígenas y amenazaría su modo de vida.
Según Karipuna, sigue habiendo amenazas en el proyecto de ley, con componentes que siguen apoyando operaciones militares y actividades económicas que hacen frágil la protección territorial. Karipuna cree que el presidente Lula está sometido a una presión incesante por parte de quienes desean avanzar en la explotación de las tierras indígenas para el agronegocio. El veto del presidente puede ser anulado -el poderoso lobby del agronegocio ya ha declarado que trabajará para anular la decisión del presidente- y ahora el proyecto de ley espera una nueva votación en el Congreso, donde los legisladores pueden rechazar o mantener el veto de Lula. La votación en el Congreso está prevista para el 30 de noviembre.
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Guajajara, que entiende que queda mucho trabajo por hacer para garantizar los derechos de los indígenas, afirma: "Estamos en el buen camino, avanzando día a día, y sabiendo que aún queda mucho camino por recorrer."
