No Se Permiten Acosadores.

Ser el centro de atención puede generar nerviosismo si no se maneja adecuadamente. Algunas personas aspiran a ser la persona más popular en la habitación. Otros se estremece ante la sola idea de ello. Sin embargo, ser el centro de atención conlleva que muchas personas observen cada uno de tus movimientos. Dicho esto, a veces el estrellato trae consigo personas desagradables que dicen y hacen cosas que no son agradables.

Estas personas son llamadas acosadores.

De alguna forma, todos hemos tenido un acosador en nuestra infancia. No son fáciles de manejar. Uno de los primeros acosadores que tuve fue cuando estaba en séptimo grado. Ella terminó robándome mi iPod también. En otras ocasiones, generalmente tenía que ver con cómo hacía mi cabello y la gente decía que estaba escamoso y que necesitaba lavarlo. Era generalmente condescendiente. La gente solía burlarse de cómo hablaba, ya que no es convencionalmente femenino. Otros solían hacer comentarios sobre cómo me vestía o cómo hablaba. Esencialmente, me hacía sentir terrible conmigo mismo. No hablaba con nadie acerca de cómo esas situaciones me hacían sentir porque pensaba que no tenía a nadie con quien hablar.

En última instancia, aprendí que el objetivo de un acosador es hacerte sentir mal contigo mismo.

Como se dice, “El acoso es un comportamiento agresivo repetido… que implica un desequilibrio de poder real o percibido. Su propósito es causar daño físico o psicológico a otra persona. [Ellos] operan haciendo que sus víctimas se sientan solas e impotentes.” Cuando me di cuenta de que este era su objetivo final, hacerme sentir de una manera que no comprendía, tuve que aprender a encontrar una verdadera confianza en la soledad y el aislamiento.

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Muchas personas no me entendían mientras crecía. Era extraño y pensaban que mi amabilidad me hacía un blanco fácil. Además de ser socialmente torpe, era bastante tímida e introvertida porque no comunicar las cosas que me lastimaban me hacía sentir mejor. Además, era más fácil no decir nada y seguir adelante con la vida en lugar de confrontar el problema. Nuevamente, aprendí rápidamente que permitir que las personas te pasen por encima no sería una razón justificable para dejar que la gente supiera cuando te han lastimado.

Ser asertivo y confiado creó un camino para responsabilizar a otros por sus malas acciones. Para mí, no siempre fue fácil hacerlo. Se requiere mucha autoconciencia para poder decirle a la gente cuando están equivocados, pero es necesario. Los acosadores no tienen poder ni autoridad sobre ti; quieren que te sientas inferior, pero debes saber y comprender que tú estás a cargo de tu propia vida y seguridad. No te preocupes si el resultado final no es lo que esperabas. Debes mantenerte constante y recordar a estos acosadores quién está a cargo.