La huelga SAG-AFTRA pende de una diferencia de 480 millones de dólares entre actores y estudios por el pago del streaming
Las conversaciones entre los grandes estudios y la SAG-AFTRA se rompieron la semana pasada, y los estudios afirmaron que la brecha entre ambas partes es "demasiado grande" para continuar con unas negociaciones productivas.
Hasta que no consigan cerrar la brecha, SAG-AFTRA seguirá en huelga y la industria del entretenimiento permanecerá cerrada.
¿Cuál es la diferencia?
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Unos 480 millones de dólares al año.
Esa es la diferencia entre lo que SAG-AFTRA quiere en una nueva fórmula residual de streaming -500 millones de dólares- y lo que la Alianza de Productores de Cine y Televisión está dispuesta a pagar actualmente -20 millones de dólares-.
Ambas partes están enfrentadas en otros asuntos, como la inteligencia artificial y el aumento de las tarifas mínimas. Pero ha sido la enorme brecha en las tarifas residuales de streaming lo que ha provocado la ruptura de las conversaciones.
Los dirigentes sindicales han declarado que esperaban seguir negociando y que les pilló por sorpresa que la AMPTP se levantara de la mesa. Pero según la AMPTP, el sindicato dio un ultimátum, exigiendo que los estudios aceptaran su "insostenible" propuesta de un impuesto por abonado o de lo contrario la huelga continuaría.
Las indemnizaciones residuales por streaming han sido fundamentales tanto en la huelga de guionistas como en la de actores.
El WGA consiguió una prima para las series hechas para streaming más vistas. El WGA logró establecer el principio de que los programas de éxito en streaming deberían pagar más. Pero para ello, estaba dispuesto a aceptar una cantidad relativamente pequeña de dinero: unos 5 millones de dólares al año al principio, según las fuentes. (La WGA no respondió a una solicitud de comentarios).
SAG-AFTRA aspira a mucho más. El gremio ha propuesto que cada plataforma de streaming pague 57 céntimos por abonado al año. Duncan Crabtree-Ireland, negociador jefe del sindicato, ha dicho que la suma equivale a menos de un sello de correos por abonado -un sello de primera clase cuesta ahora 66 céntimos- o 500 millones de dólares anuales en todas las plataformas.
Ese dinero iría a un fondo administrado conjuntamente. Los administradores del fondo lo distribuirían entre los actores cuyos proyectos aparezcan en las plataformas. Según el sindicato, los fondos se asignarían presumiblemente en función de la audiencia de cada uno de los programas.
SAG-AFTRA ha descartado una propuesta anterior que se basaría en Parrot Analytics, un proveedor de datos de terceros, para asignar valor a cada uno de los programas. En su lugar, los fideicomisarios utilizarían los datos de audiencia de las plataformas, que éstas ya han acordado proporcionar a la WGA.
Los fideicomisarios también tendrían que determinar cómo repartir los remanentes entre el reparto de cada programa. Según las estructuras actuales, los residuales se pagan basándose en "unidades de tiempo y salario" o en una "fórmula de distribución proporcional", también conocida como fórmula "3-2-1". En ambos casos, los actores de la serie reciben más que las estrellas invitadas, que a su vez reciben más que los actores del día.
La AMPTP, por su parte, ofrece esencialmente la misma propuesta aprobada por la WGA. Según el contrato de la WGA, ratificado hace dos semanas con el 99% de los votos, los guionistas de series de éxito recibirán una bonificación del 50% de su remuneración fija residual. Los programas tendrán derecho a ello si alcanzan el equivalente al 20% de la base de abonados nacionales en un plazo de 90 días.
Alrededor de una cuarta parte de los programas hechos para su emisión en streaming recibirían la bonificación, según los datos que los estudios compartieron con la WGA.
Según el codirector ejecutivo de Netflix, Ted Sarandos, costaría entre cuatro y cinco veces más aplicar esa disposición a los actores. SAG-AFTRA ha dicho que entiende que la oferta de los estudios pagaría unos 20 millones de dólares al año.
Cuando la WGA llegó a un acuerdo el mes pasado, se conjeturó que la SAG-AFTRA estaría involucrada en el proceso y aceptaría algo similar. Pero no ha sido así.
Las negociaciones con SAG-AFTRA se reanudaron el 2 de octubre. Fran Drescher, la presidenta del sindicato, siguió presionando para conseguir una cuota de ingresos del 2%, afirmando que "cambiaría el mundo" para los actores.
Ante la resistencia de los directores ejecutivos de los estudios, el sindicato aceptó reducir su propuesta a la mitad, al 1%. Pero los directores ejecutivos siguieron dejando claro que no aceptarían una participación en los ingresos de ningún porcentaje.
Fue entonces cuando SAG-AFTRA volvió, el miércoles pasado, con su propuesta de la fórmula de 57 céntimos por abonado, que pretendía generar tanto dinero como la cuota de ingresos del 1%. En su presentación a los estudios, la cifra era de un dólar al año, lo que llevó a los estudios a concluir que el sindicato quería 800 millones de dólares anuales. Pero el sindicato dice que su propuesta reduce esa cantidad a 57 céntimos para tener en cuenta programas como noticias y deportes que no están cubiertos por el sindicato.
A los estudios les pareció una versión diferente de la misma idea que ya habían rechazado repetidamente, y que las conversaciones no eran productivas.
Los estudios han calculado que su oferta del 11 de julio supone más de 1.000 millones de dólares para los actores a lo largo de tres años, principalmente en forma de tarifas mínimas más elevadas.
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