Paris Hilton, como el caballo de Atila: por donde pisa no vuelve a crecer la hierba
Yo cada vez me plantearía más seriamente si contratar a Paris Hilton para mis múltiples eventos lúdico-festivos o por el contrario ahorrarme los problemas y llamar a una agencia de payasos a domicilio, que seguramente no sean tan impactantes como ver a la rubia entrar por la puerta de mi casa pero tened por seguro que menos problemas van a darme. Porque es que últimamente allá donde Paris Hilton pone su toque dorado de feminidad, lujo y dulzura, se acaba yendo todo al garete si no acabas en los tribunales. Primero fue con la hipermegaconocida factoría Supermartxé que al parecer y según palabras textuales del gerente: Reclama una cantidad superior a los 5 millones de euros y a la empresa Racing Service Investment por incumplir reiteradamente los acuerdos alcanzados, perjudicando seriamente a la imagen de ‘Supermartxé’ en todo el mundo ¿Qué es lo que ha hecho? ¿Un calvo a las cámaras del photocall mientras los flashes le llovían por todos lados? Pues no, al parecer en el contrato, Paris Hilton habría acordado unos compromisos en los que debía asistir a las carreras y eventos de la escudería y que se ha saltado a la torera según la demandante. Vamos, que hace lo que le sale de la entrepierna porque en el fondo sabemos tu y yo que si le quieres meter a juicio más vale que tengas ahorradas unas cuantas pelas porque no te va a salir muy barato y Paris tampoco tiene pinta de tener problemas para comer si se dedica a pagarse un abogado.