Review GLEE: 3x05 The First Time
"GLEE" PIERDE LA VIRGINIDAD Y HOMENAJEA A WEST SIDE STORY
Tras un cuarto episodio más bien flojo que no había satisfecho en nada la enorme espera de tres semanas, GLEE ha vuelto a coronarse con un señor gran episodio. La espera ha merecido la pena, casi como en el caso de los protagonistas del episodio.
Si con ese tercer episodio "Asian F" GLEE se mostraba como una serie más madura, con este quinto capítulo la serie se ha sumergido en lo que ya está siendo una tercera temporada totalmente Senior Year. Tanta "madurez" para esa edad en la que se supone que están no se la creen ni ellos, pero en fin, no deja de ser un punto a favor de los que superamos el instituto hace unos años ya.
Dice Naya Rivera (Santana) en su Twitter que, tras ver el episodio, le han entrado ganas de ser virgen otra vez. Qué queréis que os diga, no podría estar más de acuerdo... Naya Rivera, que además ha estado preciosa y muy adecuada en su papel de Anita (qué se le va hacer, se me ve el plumero con esta chica...).
El planteamiento del episodio en el primer bloque se centra en que un Artie a lo Darren Aronosfky quiere que Blaine y Rachel experimenten la sexualidad, porque les falta pasión. Saber que por fin íbamos a ver el homenaje a West Side Story y que el episodio metería tema sexual, me ha levantado una sonrisa (en esto también se me ve el plumero, qué se le va hacer). Es la semana de la transgresión sexual. Con dos cojones.
El segundo bloque nos traía de vuelta tramas de dos capítulos atrás: Mike Chang luchando por su sueño frente a su padre, Finn y su dilema existencial sobre el fútbol y los musicales; Blaine y Kurt con su romance puesto en duda; Rachel y su ambición, y por último Artie, que le tenían un poco olvidado esta temporada, y le han rendido un pequeño homenaje para tenerle contento. Esta es la dinámica de esta temporada: saltar de unas tramas a otras, bien repartidas.
Por fin sabemos algo de Dave Karofsky, ha sido agradable verle. Es una pena que esté saliendo del armario a base de bares de ambiente rancios, pero bueno, ahí le tienes. Se le ve agradecido hacia Kurt.
Por otra parte, hemos tenido descansos de Sue Sylvester varios, entre ellos el de hoy. Pero nunca habíamos desconectado de Will Schuester y su optimismo cansino: no se le ha echado de menos hasta que le hemos visto en las butacas diciendo su línea de rigor.
En cualquier caso, preciosa recta final en la que ha ayudado bastante el montaje, con Kurt y Blaine dando un paso más (por fin la vida es justa con Kurt), y con Rachel (qué pintas me llevas, Berry) en casa de Finn dando el suyo; todo envuelto en el precioso tema "One hand, one heart". Pelos de punta y lagrimeo. Finn bastante sensible, porque no ha conseguido que se fijen en su talento para el fútbol.
Otros dos momentos que me han emocionado mucho han sido el del "cazarecompensas" que le pide una cita a la entrenadora Beiste, negada a creerse merecedora del amor porque no es guapa como otras chicas. Y por otro lado, ese momentazo tan sincero después del musical en el escenario entre Kurt y Blaine: una declaración de amor, y de intenciones (vamos a tu casa...).
Tanto esperar al tal Sebastian y nos arrepentimos de la espera. Personalmente, no quiero que destroce la relación entre Kurt y Blaine. Es un chaval muy presumido y un viva la vida excesivo que no respeta nada.
Si algo le puedo reprochar al episodio es que en el número musical de "America" hayan metido con calzador a los Jets con Mike a la cabeza. Se les ve que no tenían más tiempo y ahí tenían que meter a Mike Chang, Brittany y Quinn haciendo algo...
Por lo demás, un capítulo brillante, también en el apartado técnico, y puramente musical y ñoño. Dos adjetivos que, lejos de considerarlos negativos, aprovecho para usarlos a su favor. Porque eso es lo que, además del humor surrealista, espero cada semana de una serie como GLEE.
***(Podéis leer una review un poco más completa en mi blog personal "De mayor quiero ser showrunner", pero os aseguro review de GLEE cada viernes, ya sabéis).