Rutinas matutinas y nocturnas: ¿Valen la pena?
A todos nos ha pasado
Tu insistente y ruidoso despertador empieza a chirriar sin cesar, obligándote a empezar el día, a pesar de haber dormido muy poco la noche anterior. Te quedas en la cama unos minutos más, dándole a tu cuerpo el tiempo que necesita para despertarse, preguntándote por qué te sientes tan agotado. ¿Se habrá acostado demasiado tarde? ¿O te has levantado demasiado pronto? ¿Serán esos 20 minutos que has pasado navegando por las redes sociales o los pensamientos que te rondan por la cabeza y que te impiden dormir bien?
Quizá se sienta identificado con una de estas posibilidades, o quizá con todas ellas. Todos nos despertamos sin sentirnos descansados, pero todos nos preguntamos por qué. Y la respuesta es mucho más sencilla de lo que crees: la clave para un sueño reparador está en nuestras rutinas matutinas y nocturnas. Crear un régimen sólido para empezar y terminar el día no sólo te recompensará con un sueño más profundo, sino que te despertarás sintiéndote menos perezoso y malhumorado.
La Rutina Clave - Paso 1
La clave de las rutinas matutinas es la constancia. Levántate a la misma hora todos los días (¡y no le des al botón de repetición!) para entrenar a tu cuerpo; incluso levántate un poco antes de lo necesario. Darte tiempo suficiente para hacer lo que te gusta por la mañana, ya sea tomar café, ducharte o hacer ejercicio, marcará una pauta positiva y productiva para el resto del día.
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Una parte importante de mi rutina matutina es la planificación. Por alguna razón, me encanta tomarme un café y rellenar mi agenda. Elimina el elemento sorpresa de mi día y me pone delante todo lo que tengo que hacer. Me levanto con ganas de empezar el día, y todo gracias a mi rutina matutina.
Paso 2
El segundo componente crucial de un sueño tranquilo es una rutina nocturna. Si realiza las mismas actividades relajantes cada noche, estará enseñando a su cuerpo a asociar la rutina con el sueño. Apagar los aparatos electrónicos al menos una hora antes de cerrar los ojos, estirarse, realizar una rutina de cuidado de la piel e incluso leer pueden comunicar a tu cuerpo que es hora de desconectar por la noche.
Paso 3
Tu rutina matutina y nocturna no tiene por qué ser compleja, sólo tiene que ser constante. Nuestros cuerpos son maleables, a través de la repetición y la emoción en tu día a día, podemos literalmente entrenar a nuestros cuerpos para dormir mejor.