Siete años en el Tíbet
Siete años en el Tíbet: crítica de la película
Siete años en el Tíbet", de Jean-Jacques Annaud, recoge la historia real del audaz alpinista austriaco Heinrich Harrer (Brad Pitt), que entabla amistad con el Dalai Lama (Jamyang Jamtsho Wangchuk), el niño espiritual de 14 años de la nación tibetana. Una amistad que cambia la vida de un personaje para siempre, esta es la inolvidable y ambiciosa historia de amor, traición, dolor y lo más importante, el significado de la vida.
Viena, 1939. Heinrich Harrer está preparando un asalto a la traicionera cima del Himalaya
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de Nanga Parbat. La guerra está a punto de estallar en su país, pero a él le resulta indiferente y fría
a su mujer embarazada Ingrid. Él y un guía turístico, Peter Aufschnaiter (David Thewlis) pronto se
en las cumbres. Heinrich salva a Peter, a pesar de su tobillo roto, casi son asesinados por un
avalancha, la guerra ha comenzado, y entonces son acogidos por los británicos y luego son enviados
a un campo de prisioneros de guerra en Dehradun, India, del que finalmente escapan.
A partir de la primera aparición del Dalai Lama, la película adquiere un mayor interés.
Se encuentra en el parapeto de su palacio en la capital del Tíbet, Lhasa, y observa sus dominios
a través de un telescopio. Está fascinado por los extranjeros y pronto envía a su madre a invitar a Heinrich.
"Cabeza amarilla" le llama el Dalai Lama, despeinando el cabello rubio del europeo con fascinación, y pronto
pide a Heinrich que le construya un cine y le enseñe el mundo exterior. Peter Aufschnaiter, el guía, conoce a una sastra local, Pema (Lhakpa Tsamchoe), y se casa con ella.
La película también muestra que el comportamiento de los chinos rojos es cruel y gratuito. Muestra cómo el Tíbet fue traicionado desde fuera y desde dentro.
Una historia inolvidable de amor, sueños rotos y ambiciones. A cualquiera que le guste un drama lleno de acción, le recomiendo sin duda esta película.