Un encuentro con Wagner

Un encuentro con Wagner

¿Por qué cree que sentimos ciertas emociones cuando escuchamos música clásica? Durante mucho tiempo anhelé encontrar la respuesta a esta pregunta. Al principio creía saber la respuesta, pero pronto me di cuenta de que no era así. Me dije: "Si no puedes responder a esta pregunta, nunca podrás disfrutar de verdad de la música clásica". Sólo cuando me topé con una gran pieza musical encontré por fin la respuesta.

Nunca esperé que una historia sobre el deseo y las pociones mágicas de amor fuera el tema de una clase de teoría musical, pero un día, mi profesor de teoría musical nos presentó una ópera llamada Tristan und Isolde, del compositor alemán Richard Wagner. Nos puso el preludio de la ópera y lo primero que oí fue un acorde extraño y disonante. Lo que me cautivó fue que no era sólo un choque perturbador, sino algo que desencadenaba otra emoción en lo más profundo. Con una nueva pasión por el tema, estudié con entusiasmo el argumento de la ópera. Me enteré de que era una trágica historia de amor entre un príncipe llamado Tristán y una princesa llamada Isolda. El acorde que escuché era un acorde semidisminuido, un símbolo de Tristán y su deseo. Así que por fin supe que la emoción que me provocaba el acorde era en realidad el deseo. De hecho, Wagner escribió la ópera en parte para expresar sus propias emociones e ideas sobre el amor y el adulterio.

Pronto me di cuenta de que este acorde contiene parte de la respuesta a la pregunta que siempre quise responder. Llegué a la conclusión de que los grandes compositores utilizan las propiedades de los acordes y otros elementos de la música para elaborar una música que realmente pueda penetrar en el corazón del público. En el ejemplo de Tristan und Isolde, el sonido del acorde semidisminuido se transformó en la mano de Wagner en sonidos de deseo y lujuria. Esta conclusión me recordó también mis estudios de literatura. En la literatura, el poder de las palabras también se transforma en productos que pueden hacer que el público sienta determinadas emociones. Como vemos, el Tristan und Isolde de Wagner no es muy diferente a obras literarias como Romeo y Julieta de Shakespeare. La razón por la que obras como éstas resultaron tan atractivas para todo el mundo fue que sus creadores han utilizado eficazmente su forma de arte para provocar una reacción emocional en el público y transmitir ideas universales sobre nuestro mundo. En otras palabras, la música clásica no es una forma de arte independiente, sino que, en cierto modo, está interconectada con otras artes, como la literatura y las artes visuales.

En cierto modo, mi encuentro con Tristan und Isolde valió más que mil horas de mis otros estudios musicales. Fue esta vez cuando realmente llegué a apreciar el poder de la música clásica y así poder disfrutarla mejor. Por ello, comparto mi historia con vosotros, para que también podáis ver el valor de la música clásica y utilizarla para colorear vuestra propia vida. Sólo te dejo una tarea. Ve y abraza la música clásica tú mismo e inspira a otros con ella. La música clásica sólo puede alcanzar su potencial si un número suficiente de personas lo hace.

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