UNO DE LOS MEJORES IMPROVISADORES DEL MUNDO DEL CINE: ROBIN WILLIAMS
Robin Williams, amado icono del mundo del espectáculo, sigue cautivando al público con su ingenio y encanto, incluso después de su prematura muerte en 2014. Como comediante, actor y filántropo, dejó una huella indeleble en el mundo, ganando innumerables elogios, incluyendo cuatro nominaciones al Oscar y una victoria por su papel dramático en "Good Will Hunting". Sin embargo, su impacto fue más allá de sus logros profesionales, ya que llegó al corazón y al alma de millones de personas con su bondad, empatía y generosidad. Lo que le diferencia de otros cómicos y actores es la profundidad del dolor que ocultaba tras su ingenio rápido y su risa contagiosa. En este artículo analizaremos la vida, el legado y la lucha de Robin Williams, y cómo sus experiencias dieron forma a su particular estilo de comedia y actuación dramática.
Como mucha gente, Robin sufrió depresión y otras enfermedades a lo largo de su vida. Es la clásica "paradoja del payaso triste": utilizar la comedia para enmascarar la tristeza interior. Es desgarrador pensar que un artista tan dotado pudiera estar luchando tanto por dentro.
Robin Williams parece haber tenido una educación privilegiada, con una familia relativamente acomodada y conocida en su comunidad. Su padre trabajaba para Ford y su madre era modelo. Vivían en una granja de cuarenta habitaciones en Bloomfield Hills, Michigan, con la ayuda de una asistenta. Williams estudió en la prestigiosa Detroit Country Day School. En una ocasión dijo: "Pasé unos tres años en una escuela sólo para chicos. Era casi como el de "La sociedad de los poetas muertos". Blazer. Lema en latín. Me molestaban mucho. No sólo había acoso físico, sino también intelectual. Me hizo endurecerme, pero también me hizo retraerme mucho. Tenía cierta reticencia a tratar con la gente. A través de la comedia, encontré una forma de salvar las distancias". Muchos de sus antiguos compañeros le recuerdan como una persona graciosa y divertida. Por desgracia, su vida familiar no era tan perfecta como parecía desde fuera. Sus padres estaban siempre ocupados y Robin no llegaba a verlos mucho.
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Como señaló la escritora de comedias Merrill Markoe en su reseña del "Robin" de David Itzkoff, la madre de Williams reflexionó más tarde: "No me había dado cuenta de lo solo que había estado Robin... [Tuvo unos años muy solitarios. Crees que estás siendo una madre maravillosa, pero quizá no lo seas.
A menudo se quedaba solo en casa y la criada de la familia era su única y leal compañera. En mi opinión, su vida familiar es la razón por la que interpretó tan bien el papel de John Keating en "La sociedad de los poetas muertos". La relación con su padre era similar a la del protagonista Neil Perry. El padre de Neil siempre estaba ausente y tenía grandes expectativas puestas en él, y Robin interpretó el papel de John Keating (el profesor de literatura de Neil). Creo que pudo sentirse como una figura paterna para Neil y eso le ayudó a meterse en la cabeza de su personaje.
A pesar de sus dificultades, Robin nunca renunció a su sueño de actuar. Abandonó la Julliard School para dedicarse a la comedia y rápidamente se convirtió en uno de los favoritos de la zona de la bahía de San Francisco. Ganó su primer premio Grammy en 1979 y siguió cosechando grandes éxitos tanto en la televisión como en el cine.
Por desgracia, algo que empezó a ir cuesta abajo en la industria de la comedia a finales de los 70 fueron las drogas, y Williams pronto se hizo adicto a ellas y al alcohol. En el libro de Gerald Nachman de 2004 "Seriously Funny: The Rebel Comedians of the 1950s and 1960s", de Gerald Nachman, se cita a Robin Williams hablando de la naturaleza de la comedia, describiéndola como un "campo brutal" que pasa factura a quienes se dedican a ella. Williams reflexiona sobre los retos de este estilo de vida, que a menudo implica fiestas, bebida y consumo de drogas, y señala que las exigencias de las giras pueden dificultar aún más las cosas. Según Williams, los cómicos a menudo necesitan "volver a bajar para relajar el culo" antes de volver a actuar, y algunos acaban abandonando ante estos retos. La pérdida de su íntimo amigo John Belushi a causa de una sobredosis le afectó mucho, y decidió abandonar sus adicciones. En una entrevista concedida en 1988 a la revista People, Robin Williams reflexionó sobre la muerte de su amigo y compañero cómico John Belushi, reconociendo que tuvo un profundo impacto en su propia vida. Williams explicó que el fallecimiento de Belushi hizo que muchos en su círculo se replantearan su relación con las drogas y que, unido a la inminente llegada de su hijo, sabía que no podía seguir llevando un estilo de vida imprudente. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por hacer cambios positivos en su vida, Williams se encontró luchando contra la depresión y sus pensamientos, lo que acabó empeorando su estado.
"La cocaína para mí era un lugar donde esconderme", admitió Williams. Tras 20 años de sobriedad, Robin volvió a la adicción en 2003. Es comprensible que dudara en buscar ayuda profesional: había construido su carrera sobre la base de ser perfecto, extrovertido y divertido. Admitir sus problemas mentales pudo parecerle un fracaso. Piense en lo difícil que es para un hombre que ha dedicado su vida a divertir a la gente admitir su crisis mental.
Al final, a Robin le diagnosticaron demencia de cuerpos de Lewy. Esta enfermedad puede ser difícil de diagnosticar debido a su similitud con otras afecciones como el Alzheimer y el Parkinson. Sólo después de su muerte se identificaron sus problemas de salud como demencia de cuerpos de Lewy. "Robin estaba perdiendo la cabeza y era consciente de ello. ¿Puedes imaginar el dolor que sintió al experimentar cómo se desintegraba?", escribió su esposa Susan en un artículo de Neurology. La enfermedad le provocaba una serie de síntomas, como insomnio, acidez, temblores y pérdida de memoria. A pesar de saber que estaba perdiendo la cabeza, Robin puso cara de valiente y se guardó la enfermedad para sí mismo. Siguió trabajando, pero la enfermedad fue demasiado para él. Lo encontraron muerto en su casa de California el 11 de agosto de 2014.
La razón por la que he elegido escribir sobre Robin Williams, aparte de que lo veo como un modelo a seguir, es que a pesar de lo triste que era por dentro siempre intentaba entretener a la gente
Robin Williams fue sin duda uno de los mejores improvisadores de todos los tiempos. Su capacidad para pensar sobre la marcha e inventar frases ingeniosas y respuestas cómicas en cualquier situación era realmente extraordinaria. Ya fuera actuando como monologuista o en una película, siempre conseguía dejar al público con la boca abierta.
Una de las cosas que hacía tan impresionante la improvisación de Robin era su capacidad para incorporar a la perfección sus propias experiencias y emociones a sus actuaciones. Por ejemplo, en su monólogo "Live at the Met", habló de su lucha contra el alcoholismo y la depresión de una forma honesta e hilarante. Consiguió tratar un tema profundamente personal y doloroso y convertirlo en algo capaz de hacer reír a la gente y hacer que se sintiera unida a él.
Esta capacidad de convertir su dolor en comedia es quizá lo que hizo que Robin fuera tan querido por sus fans. Aunque era una superestrella, nunca perdió el contacto con su público. Siempre estaba dispuesto a mostrarse vulnerable y a hablar abiertamente de sus luchas, lo que le hacía simpático y entrañable.
Una de las interpretaciones más emblemáticas de Robin fue en la película "Good Morning, Vietnam", en la que interpretaba a un irreverente y poco ortodoxo DJ de radio durante la guerra de Vietnam. El papel fue un escaparate perfecto para las dotes de improvisación de Robin, ya que se le dio rienda suelta para improvisar gran parte de su diálogo. El resultado fue una actuación a la vez hilarante y conmovedora, que demostró la capacidad de Robin para dotar de humor incluso a las situaciones más oscuras.
Otro ejemplo de la increíble capacidad de improvisación de Robin puede verse en la película "Señora Doubtfire". En la escena en la que aparece por primera vez como el personaje titular, se suponía que iba a tener una conversación guionizada con el ama de llaves, pero en lugar de eso, decide improvisar toda la escena. El resultado fue un momento hilarante y enternecedor que aún hoy es recordado por los fans.
A pesar de su increíble talento y éxito, Robin Williams sufrió problemas de salud mental durante toda su vida. Sus luchas contra la depresión, la adicción y, en última instancia, la demencia de los cuerpos de Lewy son un trágico recordatorio de que incluso el más divertido y talentoso de nosotros puede estar librando una batalla silenciosa. Es un recordatorio de que debemos dar prioridad a nuestra salud mental y buscar ayuda cuando la necesitemos, en lugar de sufrir en silencio.
En conclusión, Robin Williams era algo más que un cómico o un actor: era un verdadero maestro de su oficio. Su capacidad para improvisar y hacer reír era inigualable, y sus actuaciones serán recordadas durante generaciones. Pero quizás lo más importante es que su voluntad de ser vulnerable y compartir sus luchas con el mundo le convirtieron en un modelo a seguir para cualquiera que se haya sentido solo o incomprendido alguna vez. El legado de Robin seguirá inspirándonos y divirtiéndonos, y todos podemos aprender de su ejemplo de utilizar el humor para sanar y conectar con los demás.
Me gustaría dejaros con mi cita favorita de Robin Williams que completará este artículo: "Creo que las personas más tristes siempre se esfuerzan al máximo por hacer feliz a la gente. Porque saben lo que se siente al sentirse absolutamente inútil y no quieren que nadie más se sienta así."