Alejandro González Iñárritu habla de la reconversión de "Bardo" en una película "ajustada" y de por qué a cierto cine moderno "le falta alma
Alejandro González Iñárritu ha lamentado que el cine moderno priorice el estilo sobre la sustancia.
Al subir al escenario en Londres para un amplio debate sobre su carrera, el dos veces ganador del Oscar al mejor director dijo: "No me importa la calidad de las cosas. Cuando veo a los jóvenes cineastas, estoy muy conectado con la forma en que se expresan. Hoy en día, muchas cosas parecen bonitas pero les falta alma".
El cineasta expresó que las expectativas del público también han cambiado, diciendo que cree que es poco probable que su "exigente" película de 2003, "21 gramos", pudiera realizarse hoy en día.
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"No sé si hubiéramos podido hacer esa película hoy en día porque el público se irritaría mucho", dijo. "La gente necesita mucho más ser alimentada con la mano".
"Bardo, falsa crónica de un puñado de verdades" es la primera película del director desde su "The Revenant", protagonizada por Leonardo DiCaprio en 2015. Este largometraje, su séptimo, también marca el regreso a su tierra natal mexicana.
Una película existencial, "Bardo" pone bajo el microscopio las relaciones familiares, la identidad cultural y la carrera de un artista. Evocando a "8½" de Fellini, Iñárritu se sirve de excursiones surrealistas para emborronar las convenciones narrativas, utilizando el absurdo como herramienta de alivio ligero frente a un tema central de peso.
Recibida con críticas mixtas en su estreno en Venecia (que luego se repitió en Telluride), el director ha vuelto a la sala de montaje y ha recortado "Bardo" en 22 minutos. En una entrevista anterior con IndieWire, Iñárritu explicó que ver la película con el público le proporcionó una nueva perspectiva: se recortaron algunas escenas, se insertaron otras y se reordenaron otras. Cree que el resultado es una película "más ajustada".
"Puse todo lo que tengo en 'Bardo'", reveló en Londres, "no tengo nada más que dar en este momento. Lo di todo: en términos de corazón, en términos de alma, en términos de atención... No quería hacer ['Bardo'], necesitaba hacerla".
Iñárritu también habló de cómo se había "cansado" de su característico enfoque multinarrativo en la época de "Biutiful" de 2010 y necesitaba cambiar de marcha: "Estaba un poco cansado de la multiestructura", dijo, "quería ver qué se sentía al hacer una película sobre una sola persona. No sabía si sería capaz de hacerlo. Me daba miedo mantener una sola línea narrativa".
Por otra parte, Iñárritu ha recordado la "experiencia eléctrica" que supuso el rodaje de la ganadora del Oscar 2015, "Birdman": "Nunca me había reído en un plató. Arruinaba las escenas porque me reía mucho... Estaba rodando una [película] y disfrutándola, lo que nunca me había pasado".
Iñárritu también se refirió a su larga amistad con Guillermo del Toro, que se remonta a la realización de "Amores Perros", y contó cómo se produjo un acalorado debate sobre el montaje del tríptico, en el que del Toro argumentó que la segunda historia debía eliminarse por completo. A esto le siguió una visita de tres días del mentor del joven cineasta a su casa, donde ambos revisaron el montaje de Iñárritu. La visión de este último se mantuvo, aunque con pequeños retoques bajo la dirección de Del Toro.
"Bardo" se proyecta como Gala Principal en el Festival de Cine de Londres. Se estrenará en los cines el 18 de noviembre y en Netflix el 16 de diciembre.