Entrar con confianza en el mundo real tras la graduación
¿Recuerdas que en el instituto los alumnos separaban a otros estudiantes en grupos específicos? ¿Por ejemplo, empollones o deportistas? Sí, nos separan sin querer o no, pero seguimos estando ahí para aprender (o estamos ahí para intentar o parecer que aprendemos). Esta es la transición entre ser un joven adulto y un adulto. También es confusa y abrumadora, y también emocionante.
Ya tienes tu título de bachillerato. Enhorabuena por haber obtenido tu título de bachillerato. Ahora, ¿a qué te dedicas? La mejor pregunta es: ¿qué quieres hacer?
Las diferencias entre las preguntas son directas.. Una es lo que tu cerebro cree que debes hacer, y la otra es lo que te dice tu instinto. Si quieres averiguar lo que quieres hacer en medio de lo que necesitas hacer, puedes seguir estos pasos como línea de base.
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Pasos para encontrar tu camino con confianza después de la graduación:
1. ¿Cuáles son tus pasiones? Saber qué te gusta hacer es una forma de averiguarlo. ¿Es algo creativo, práctico o intermedio?
Si quieres conseguir el trabajo de tus sueños o cualquier trabajo, en particular, estás convenciendo a alguien o a una empresa para que te elija para el puesto. Con un currículum excelente, lleno de educación, experiencia laboral, aficiones, trabajo voluntario, certificaciones, habilidades y un resumen profesional estelar, la entrevista y el traje deberían ir bien. Si consigues el trabajo es una situación en la que todos ganan. Este es un ejemplo del comienzo de una reputación profesional.
¿Y si quieres ir a la universidad? En primer lugar, asegúrate de que es lo que quieres hacer. La universidad es una inversión oportuna y a veces costosa. Si no estás seguro, piénsalo bien para estarlo. Si este camino es para ti, solicita ayuda financiera, becas, prácticas y algunas en tu ciudad o estado. Te sugiero que solicites primero las universidades cercanas a tu casa. Puede que recibas más ayuda financiera. Esta es una idea si echas de menos tu casa. O quizá quieras ir a una universidad que no esté en tu estado. Recuerda tus pasiones para descubrir lo que quieres estudiar. Si no estás seguro, puedes inscribirte como estudiante indeciso. Así podrás explorar.
Una lección de la vida real de no saber lo que se quiere:
Por ejemplo, cuando estaba en el instituto, era una estudiante introvertida, inteligente y creativa. Podría haber hecho muchas cosas. Creo que eso era parte del problema. Al verme haciendo tantas cosas y estar indecisa, no tenía ni idea de lo que iba a hacer. La situación que viví y la búsqueda de respuestas fue frustrante. No era más fácil cuando los demás me preguntaban cuáles eran mis planes... Siendo indecisa, no tan segura de mis decisiones, les decía que no tenía ni idea. Ya lo resolveré... en algún momento. La graduación llegó y se fue. De un año a dos, luego a tres y a cuatro. Me pasé los días en mi casa intentando resolverlo. Y, sinceramente, sintiéndome fracasada porque mi perfeccionista interior me miraba embobada, lo que me provocaba ansiedad y miedo.
No me arrepiento de esta etapa porque me hizo darme cuenta de lo que quería. Quién era yo, además de un familiar y un amigo. Por supuesto, daba miedo, pero era mejor que nada. Cada día escribía más y más, desarrollando mi oficio. Busqué la manera de hacer de la escritura una carrera para mí. Iba a encontrar una manera porque sabía sin lugar a dudas, y sin importar cuánto dinero ganara, que esto era lo que mi alma, mi corazón y mi mente querían.
¿Cuáles son tus pasiones? ¿Estás dispuesto a darlo todo por esas pasiones? ¿Te arrepentirías si no lo hicieras? Si la respuesta es afirmativa a alguna, ¡hazlo! La vida es demasiado corta para no ser feliz, ser responsable y hacerse un nombre.
2. Empieza tu rutina personalizada. Todo el mundo tiene algo que le mantiene centrado. ¿Es el yoga o correr? ¿Es ver la televisión o las películas después de un largo día? ¿O tal vez sea comer sano y descansar? Estas respuestas son el comienzo del autocuidado. Esto es esencial para vivir una vida equilibrada. 3. Conoce tus responsabilidades. Todo juego y nada de trabajo es un no-go! Todos tenemos cosas que no queremos hacer, pero hay que hacerlas. Sé que las responsabilidades pueden ser muchas. Piénsalo de esta manera: una vez hecho, no tienes que preocuparte por ello. Como las facturas o el alquiler, ese gasto es mensual. Una vez hecho, no tienes que preocuparte por ello hasta dentro de un mes. Si eres un procrastinador u olvidadizo, puedes empezar a utilizar recordatorios y alarmas para ayudarte a refrescar la memoria. Yo los uso todo el tiempo por estas razones.
3. Esté abierto a nuevas oportunidades. Empieza a decir que sí si tu respuesta a probar cosas nuevas es no. No sólo serán buenos recuerdos, sino que podrían ser conocimientos, lecciones y quizás conocer a gente nueva. Nunca sabes lo que te espera.
La vida es demasiado corta para no ser feliz, ser responsable y hacerse un nombre.