Memory" ofrece un doloroso recordatorio de que la Academia aún le debe a Peter Sarsgaard una nominación al Oscar: ¿Se acordarán este año?
Es hora de que Peter Sarsgaard rompa por fin el cristal de los Oscar.
Érase una vez el actor Peter Sarsgaard, que ganó la mayoría de los premios de la temporada de premios 2003-2004 por su papel secundario en "Shattered Glass", de Billy Ray, en la que interpreta a Charles Lane, un editor recién ascendido que sospecha que uno de sus venerados escritores (interpretado por Hayden Christensen) podría haber inventado algunas de sus historias. Fue una actuación rompedora en los primeros días de la crítica de los Oscar en Internet, que hizo vibrar a todo el mundo. Sin embargo, cuando llegó el momento de las grandes ceremonias televisadas, sólo pudo conseguir un Globo de Oro, al que siguieron sorprendentes desaires en los SAG, los BAFTA y, finalmente, los Oscar.
Ha sido una de las pocas veces en la historia reciente de los premios en las que el líder de los premios de interpretación de la crítica no ha conseguido el Oscar (otras veces ha sido Ethan Hawke por "First Reformed"). La industria se ha pasado las dos últimas décadas intentando compensarle, ya que coqueteó con la posibilidad de recibir un Oscar por "Kinsey" (2004), "Jarhead" (2005), "An Education" (2009) y "Experimenter" (2014). Ninguna de ellas hizo que sonara su nombre. Hasta el año pasado no consiguió su primera nominación a los Emmy por su trabajo en "Dopesick", de Hulu.
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Y ahora, añade un nuevo contendiente potencial en el drama romántico de Michel Franco "Memory", que se estrenó en Venecia y se proyectó para la crítica y el público en el TIFF. En la película, Sarsgaard interpreta a Saul, un hombre que lucha contra la dimensia precoz y que pone patas arriba el mundo de una trabajadora social llamada Sylvia (interpretada por Jessica Chastain), desafiándoles a ambos a enfrentarse a sus pasados.
Con una mezcla de "Rachel Getting Married" de Jonathan Demme y "Still Alice" de Richard Glatzer y Wash Westmoreland, la película es un escaparate actoral, con Chastain y Sarsgaard ofreciendo dos de sus interpretaciones más crudas y poderosas.
Por su trabajo, Sarsgaard ganó la prestigiosa Copa Volpi al mejor actor, uniéndose así a galardonados anteriores como Brad Pitt ("El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford") y River Phoenix ("Mi Idaho particular"). Sin que Venecia reparta premios de "interpretación de reparto", no hay que suponer que Sarsgaard deba hacer campaña en la carrera de actor principal, que ya rebosa de nombres como Leonardo DiCaprio y Jeffrey Wright. De hecho, dado que la narración se centra en gran medida en el personaje de Chastain, sería mucho más apropiado y viable presentarlo a la consideración de actor secundario, si se adquiere la película.
La victoria en Venecia ha llamado la atención de muchos en la industria, incluidos los equipos de adquisiciones de Neon (incluido su director ejecutivo, Tom Quinn) y el gigante del streaming Netflix, que asistieron a la proyección para la prensa y la industria el domingo por la tarde. Evidentemente, existe curiosidad por la posibilidad de que la película obtenga un premio, dadas las actuaciones de sus dos protagonistas, además de un reparto estelar que incluye a Merritt Wever, Elsie Fisher y Jessica Harper. Chastain, ganadora de un Oscar por "Los ojos de Tammy Faye", está asombrosa, lo que no sorprende hoy en día.
Para Sarsgaard, el camino está más despejado en la categoría de reparto, a pesar de que Robert Downey Jr., Robert DeNiro y Ryan Gosling ya parecen estar en el candelero. La clave del éxito de Sarsgaard será asegurarse de que la película sea reconocida en otras categorías. Las nominaciones a única actriz de reparto son difíciles de conseguir, aunque no imposibles. Por cada éxito de Penélope Cruz ("Vicky Cristina Barcelona"), se encuentran las historias de omisiones como las de Idris Elba ("Beasts of No Nation"), Daniel Bruhl ("Rush") y el año pasado Eddie Redmayne ("The Good Nurse"), que se quedaron sin Oscar tras sus nominaciones a los Globos y los SAG.
En los últimos 20 años, los premios de Venecia, incluido su codiciado León de Oro, sólo han coincidido con la elección de los Oscar a la mejor película en dos ocasiones: "La forma del agua" y "Nomadland", lo cual no es un buen augurio para la ganadora de este año, "Pobrecitos", de Yorgos Lanthimos.
Además, en lo que se refiere a la traducción masculina del éxito en los Oscar a través de Venecia, no existe una línea directa con el reconocimiento de la Academia, como cabría esperar. Sólo dos ganadores en la historia de Venecia, Frederic March por "Dr. Jekyll y Mr. Hyde" en 1932 y Paul Muni por "La historia de Louis Pasteur" en 1936, han ganado el Oscar al mejor actor. En cuanto a los nominados, en la última década, solo Willem Dafoe por "At Eternity's Gate" en 2018, los ganadores ex-aequo Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix por "The Master" en 2012 y Colin Farrell el año pasado por "The Banshees of Inisherin" se han traducido en nominaciones de las AMPAS.
Ya era hora de que la industria reconociera el talento de Sarsgaard. Franco le permite transmitir una interpretación interiorizada, desprovista de los tropos típicos de los premios, y llena de una convicción física digna de elogio.
¿Tendrá por fin Sarsgaard su momento, o seguirá siendo, todavía, un recuerdo lejano para los votantes de los Oscar? Esperemos que sea lo primero.