NO QUIERO UNA VIDA ORIENTADA AL ÉXITO
En la época contemporánea, muchas personas dan prioridad al éxito como objetivo último en la vida y se esfuerzan por alcanzarlo por todos los medios. Sin embargo, creo firmemente que la felicidad y una actitud positiva ante la vida deben tener prioridad sobre el éxito. Es crucial dar prioridad a nuestro bienestar y mantener la felicidad durante toda nuestra vida.
Ante todo, el éxito no es tan permanente como el bienestar mental. Mientras que el éxito puede ser temporal y estar sujeto a cambios, una actitud positiva puede alimentar constantemente la motivación para trabajar duro. Uno puede tener éxito en una empresa pero enfrentarse al fracaso en otras en el futuro. El éxito financiero también puede ser impredecible y efímero. Sin embargo, con una mentalidad resistente, las personas pueden afrontar las dificultades y los fracasos con perseverancia y determinación. Veamos el ejemplo de mi amigo Via. Via trabajaba en una fábrica de zapatos y acababa de ascender a un puesto directivo. Desgraciadamente, debido a circunstancias imprevistas como la pandemia de COVID-19, Via fue despedida de su trabajo, haciendo añicos su éxito temporal. Sin embargo, Via afrontó la situación con una actitud positiva. Se tomó un tiempo libre, se embarcó en un viaje de autodescubrimiento a través de los viajes y utilizó la experiencia para mejorarse a sí misma. Ahora, Via ha fundado su propia empresa y su situación mejora gradualmente. Esto ilustra que el éxito no es tan duradero como la actitud de cada uno. Una actitud positiva constante es lo que nos sostiene en tiempos difíciles.
Además, mantener una actitud optimista ante los fracasos puede conducir al crecimiento y la mejora personal. Si uno reacciona a los fracasos con negatividad, esos fracasos dejan de tener sentido. Sin embargo, adoptar una actitud optimista ante el fracaso permite a las personas transformar acontecimientos aparentemente adversos en positivos. Aprendiendo de los errores del pasado, uno puede desarrollar su carácter y lograr un mayor éxito en su carrera. Por otra parte, el éxito sólo proporciona un resultado favorable, pero carece del valor educativo que poseen los fracasos. Como dijo una vez Thomas Edison: "El fracaso es la madre del éxito". Si sabemos manejar los fracasos adecuadamente, pueden ser tan valiosos, si no más, que el propio éxito.
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Por último, mantener una actitud positiva ante el fracaso puede ayudarnos a sortear mejor las incertidumbres de la vida. Como se dice en China: "Muchas cosas en la vida no salen como esperamos". Por lo tanto, debemos desarrollar la mentalidad adecuada cuando nos enfrentemos a situaciones inesperadas. Por ejemplo, a la hora de solicitar plaza en una universidad, la mayoría de la gente aspira a ser aceptada por la institución de decisión temprana que más le guste. Sin embargo, puede ser muy selectivo y difícil ser aceptado. La mayoría de las personas pueden tener que conformarse con su segunda opción o incluso con opciones menos preferidas. En tales circunstancias, debemos aprender a afrontar los fracasos con positividad y optimismo. Esta mentalidad resulta más útil en las experiencias de la vida real.
En resumen, fomentar una actitud optimista ante el fracaso es más importante que perseguir únicamente el éxito. Sin optimismo, nos costaría superar los obstáculos y retos habituales en la vida, y perderíamos valiosas lecciones de nuestros errores. El impacto duradero de una actitud positiva refuerza aún más su importancia. Ya es hora de que adoptemos el optimismo como prioridad frente al mero éxito.