'Top Gun: Maverick': Confrontación con el pasado

'Top Gun: Maverick': Confrontación con el pasado

Top Gun: Maverick, que se estrenó el fin de semana del Día de los Caídos de este año, es la sucesora de la película de acción y drama de los 80, Top Gun. Aunque ya han pasado dos meses desde su estreno en los cines, la película no ha perdido apenas fuelle entre los espectadores, ya que su recaudación se ha disparado recientemente por encima de los mil millones de dólares (lo que la convierte en una de las películas más taquilleras a nivel nacional). Los fans de todo el mundo no han dejado de alabar la película y, según mis lecturas anecdóticas, muchos disfrutaron de la experiencia lo suficiente como para justificar la repetición del visionado (o dos) en el cine. No es ningún secreto que la última película de acción de Tom Cruise ha tenido un gran éxito entre el público de todo el país. Sin embargo, en una época en la que las superproducciones de Hollywood han tenido una acogida desigual por parte del público (como las trilogías de La guerra de las galaxias o Parque Jurásico), ¿cómo es posible que Maverick -siendo un reinicio en sí mismo- siga recibiendo elogios unánimes tanto de la crítica como del público?

Un elemento de la película que me parece crucial para su éxito, es que contiene una autoconciencia ausente de otros reboots de bajo esfuerzo. Siendo muy consciente de su propia posición, Maverick no parece intentar recapturar al pie de la letra la atractiva magia que tenía su predecesora. Mientras que otras secuelas, como Jurassic World: Dominion y Cazafantasmas: Afterlife, presentan la mera apariencia de originalidad en un nuevo reparto y diferentes contextos, ambas caen en la red de seguridad de las fáciles, poco inspiradas y anodinas reediciones de viejos personajes por parte de sus ampliamente reconocibles actores (también conocidos como "nostalgia-cebo"). Evitando esta táctica, Maverick consigue elaborar una historia que no sólo sitúa a su protagonista en aguas frescas, y tiene piernas propias para mantenerse en pie, sino que se siente consciente de su propio lugar en la industria cinematográfica actual.

La película sigue al capitán Pete "Maverick" Mitchell, un graduado de la prestigiosa escuela de aviación, Top Gun, que ahora es un experimentado piloto de combate con años de experiencia en su haber. Sin embargo, el nombre en clave de Maverick no es gratuito. En consonancia con su apodo, Maverick se caracteriza por ser un tipo duro, acostumbrado a que los superiores le echen la bronca tras sus frecuentes episodios de insubordinación. Cuando se le presenta un obstáculo, Maverick se empuja a sí mismo y a los demás hasta sus límites para estar a la altura de las circunstancias, acabando con los métodos ortodoxos en el proceso. Tras ser llamado de nuevo a la escuela Top Gun para guiar a una clase de graduados en una misión de alto riesgo, Maverick se encuentra con el que quizá sea su mayor obstáculo. Pero, con los años que le alcanzan, y su reputación entre los oficiales de la marina menguando, Maverick está ante lo que es esencialmente su última gran oportunidad para tener un impacto real. ¿La presión de las circunstancias lo sobrecargará, o logrará este perro viejo enseñar a algunos jóvenes un par de trucos nuevos?

Para profundizar un poco más en la trama (ADVERTENCIA DE SPOILER), hay muchos comentarios interesantes en sus temas más profundos de redención, reconciliación y confrontación con el pasado. El presente es un tema general del tiempo, ya que la película tiene lugar treinta años después de la graduación de Maverick en Top Gun. A pesar de todos estos años transcurridos, y de su repertorio acumulado desde entonces, Maverick sigue siendo sólo un capitán naval, a pesar de que tiene el potencial de ascender rápidamente en el escalafón. Esto no es culpa de nadie más que de él mismo, ya que Maverick se auto-acostumbra intencionadamente debido a su amor por el juego; quiere estar en primera línea, en un avión, y sin tocar tierra para siempre. Su hogar está en el cielo.

A pesar de su habilidad para eludir un ascenso, Maverick pronto recuerda una dolorosa historia que no puede evitar. Aunque Maverick es ingenioso, hábil y difícil de derribar, está plagado de su propio pasado lamentable, ya que uno de los pilotos a los que debe entrenar es el hijo de su difunto amigo, cuyo nombre en clave es Goose. Habiendo estado en un avión de combate con Goose antes de su fallecimiento (en la primera película), Maverick asume un poco la culpa de su muerte, y el hijo, Rooster, alberga una ligera animosidad hacia Maverick por la misma razón. En la posición de rectificar por fin el pasado, Maverick se lanza con todo lo que tiene sobre el chico, buscando hacer (por lo tanto, prepararlo adecuadamente para la desalentadora misión que le espera) o romperlo (por lo tanto, evitar que vaya a la misión y que potencialmente muera como lo hizo su padre). Sin embargo, la constitución de Rooster es todo menos frágil, y él también tiene algo que demostrar (ya sea a sí mismo o a los demás que le rodean). Al principio, Maverick se gana la admiración de Rooster después de recibir la peor parte de un misil enemigo, y Rooster le devuelve el favor, volviendo a salvar a Maverick tras recibir la orden de retirarse. Al igual que Maverick hace lo que desearía para Goose, Rooster hace lo que su padre habría hecho por Maverick.

Con los temas predominantes de enfrentarse al pasado y superarlo para forjar un presente y un futuro mejores, parece que Top Gun: Maverick, hace una declaración honesta y digna de su propia evolución. Mientras que otros reboots de franquicias parecen no tener fin y están plagados de cameos baratos, de poco esfuerzo y nauseabundos, destinados a copiar descaradamente el estilo de sus antecesores, Maverick presenta un nuevo elenco de personajes y una historia fresca para enlazar adecuadamente el original con la secuela, el pasado con el presente (simbióticamente, no parasitariamente). En lugar de clavar una aguja en el cadáver de su predecesora para intentar replicar la fórmula ya exitosa, Maverick rinde un reverente y adecuado homenaje a su antecesora. Lo hace mezclando los aspectos encantadores y memorables del original con algo nuevo y fresco. Alejándose de la monotonía de otras reposiciones de la franquicia, el público no recibe los mismos escenarios que ya conoce -sólo se les da una nueva capa de pintura-, sino que se le regala una trama que progresa de forma natural a partir del original y que se remata con emociones inéditas (que no son CGI). Incluso se han modificado los clichés, ya que cuando Maverick recibe el impacto de un misil para salvar a Rooster, éste vuelve a por él. En un momento ligeramente cómico, Maverick regaña a Rooster, diciéndole que su sacrificio ha sido anulado por el regreso de Rooster, casi frustrado porque su buena acción ha sido igualada y le han robado el protagonismo en cierto sentido.

Es curioso cómo este momento resume el significado de la película en general. Aunque Maverick tiene talento, y tal vez sea el mejor que hay, no estará para siempre, y no puede ser siempre el héroe. En esta ocasión, su ingenio, su descaro y su habilidad le han hecho ganarse el respeto y la hermandad de un chico que antes le odiaba. Pero ahora es el momento de pasar la antorcha. Del mismo modo que los días de Maverick como piloto de bajo rango y alto vuelo con total indemnidad están llegando a su fin, Top Gun como franquicia puede llegar a su fin; y es un paso mucho más elegante que el que se ha permitido a muchas otras franquicias cinematográficas. Al hablar con Maverick, Iceman (el único otro papel que se repite del original) le dice que "deje atrás el pasado" y que no deje que se interponga en su camino como mentor de Rooster. Más adelante en la película, Maverick supera sus miedos a un pasado repetido, y por ello elige a Rooster como su compañero de ala en la selección final para el escuadrón de la misión. Aunque Maverick y Rooster consiguen enterrar las hachas de su pasado al final de la película, la tendencia de los estudios de cine a negarse a hacer tanto podría continuar durante un tiempo más.

Sin embargo, la valoración universal de Top Gun: Maverick en comparación con otros éxitos de taquilla debería ser prueba suficiente de que la gente está harta de los aguafiestas corporativos. El mensaje parece evidente: No te aproveches eternamente del éxito comercial del trabajo de otros; deja que las cosas sigan su curso. No hay que aprovecharse del pasado, sino aprender de él y mejorarlo. En el caso de Top Gun: Maverick, deja que los personajes, viejos y nuevos, ocupen el centro de atención de una historia madura y original que sirve de carta de amor a lo que vino y se fue, y no de profanación codiciosa. Cuando a un reinicio se le da la oportunidad de hacer una declaración propia, sin referencias baratas y gratuitas que lo atan al pasado, el impacto puede ser sísmico.

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