Viejos caminos en nuevos comienzos

Viejos caminos en nuevos comienzos

Nuestro mundo está lleno de grandes mentes que han desarrollado tecnologías que han revolucionado la sociedad y cambiado nuestras vidas para siempre. ¿Y si le dijera que uno de los mayores inventos humanos de nuestro siglo no es el smartphone? La inteligencia artificial (IA) es un software que tiene las funciones cognitivas de los humanos. La idea de que un ordenador pueda "pensar" ya da miedo de por sí. Sin embargo, las posibilidades de que la IA se apodere del mundo son casi imposibles. Ya hemos visto cómo la IA ha estado presente en nuestras vidas. Una vez que aprendamos a desenvolvernos con este nuevo invento, podremos integrarlo con seguridad en nuestra vida cotidiana sin sus efectos indeseados.

Por ejemplo, la calculadora. Audrey Watters, de Hack Education.com, nos remonta a 1967, cuando Texas Instruments (TI) inventó la primera calculadora de mano del mundo. Las escuelas y los padres veían las calculadoras con recelo, pero poco a poco se han convertido en una parte fundamental de las clases de matemáticas. The Conversation.com destaca un acontecimiento importante en el sistema educativo cuando las pruebas estandarizadas y el College Board integraron plenamente las calculadoras como parte obligatoria de sus exámenes justo veinte años después. Muchos argumentaron entonces que las calculadoras entorpecerían la calidad de la educación que recibirían nuestros hijos, pero sus defensores afirmaron que, en cambio, podían ser ayudas para el aprendizaje. Casi cincuenta y seis años después, hemos aprendido que las calculadoras no han entorpecido la educación de nuestros hijos. Al contrario, las calculadoras fomentan la eficiencia y ayudan a hacer progresar el sistema educativo y el plan de estudios.

Del mismo modo, la IA se convertirá en una herramienta segura y fundamental en las aulas, los lugares de trabajo y los hogares. En la última década, la IA ya ha aparecido de varias formas en hogares y lugares de trabajo. Tomemos como ejemplo Amazon Alexa, Google Home o Apple Homepod. Estos dispositivos controlados por voz son capaces de gestionar tus tareas más tediosas. Desde programar temporizadores, alarmas y recordatorios hasta gestionar horarios, encender y apagar luces y hacer la compra, estos dispositivos complementan nuestra vida cotidiana, que exige eficiencia y productividad.

Éstas son sólo algunas de las formas en que la IA se ha convertido ya en parte inherente del estilo de vida del siglo XXI. A finales de diciembre de 2022, OpenAI lanzó un "chatbot" capaz de mantener conversaciones similares a las humanas. La creencia de que la IA y los ordenadores derrocarán pronto a toda la raza humana es imposible. Quienes apoyan esta creencia no tienen una comprensión fundamental de lo que es la IA. La IA funciona procesando la información que recibe. Al procesar esta información, la IA puede generar una respuesta adecuada a nuestras indicaciones y preguntas. Digital Trends.com nos muestra que es casi imposible replicar la emoción y la conciencia humanas en forma de IA. Esto se debe en parte al problema de la medición y en parte al hecho de que, cuando llegue una inteligencia artificial superinteligente, no hay motivos para creer que su capacidad de sentir se equipare a la nuestra", afirman. Por lo tanto, la IA es incapaz de tener conciencia.

La IA también puede eliminar los errores humanos. En los eventos deportivos, los partidos y los encuentros siempre ha habido tensión entre jugadores y entrenadores y funcionarios y árbitros. Con la adaptación de la tecnología de IA a las principales ligas deportivas, como la National Basketball Association (NBA), la Major League Baseball (MLB) y la National Hockey League (NHL), los partidos se arbitran mejor con su ayuda. El ojo humano no puede ver o articular todo lo que ve en fracciones de segundo, en comparación con la IA, que cuenta con la ayuda de las cámaras.

El escepticismo siempre rodeará a las tecnologías o invenciones nuevas e innovadoras. Su utilización y discreción varían en función de cada usuario. En la circunstancia más extrema, es improbable que la IA deje una huella perjudicial en nuestras vidas. La IA está aquí para quedarse, nos guste o no, y pronto todos los escépticos serán víctimas de ella.

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