El romance en la cultura pop: No es sólo entretenimiento inofensivo
Desde series como Riverdale y Euphoria hasta las novelas juveniles más vendidas, los medios de comunicación rebosan de representaciones de romances tórridos entre adolescentes. Los personajes de 16 y 17 años se muestran totalmente absorbidos por el drama de sus vidas amorosas, mientras que el resto de su tiempo lo dedican a acabar con la mafia (Riverdale), a incitar rebeliones en todo el país (Los juegos del hambre) y a participar en otras acciones inverosímiles que los presentan como exactamente lo contrario de los adolescentes normales.
Pionero con obras icónicas como Crepúsculo y Divergente, este particular matiz del entretenimiento adolescente ha sido popular desde principios de la década de 2000 y es ampliamente consumido por su público objetivo en la actualidad. Sin embargo, estos libros y guiones están escritos por adultos; las series y películas cuentan con actores adultos. Cuando a los jóvenes -ya ansiosos por crecer- se les dice que las guapísimas superestrellas de la pantalla son supuestamente adolescentes como ellos, tratan de reproducir la misma ilusión de glamour y madurez, ya sea mediante actos de rebeldía o mediante apasionados enredos románticos de los que se les ha convencido que es normal que sean chicos de su edad.
La exitosa serie de HBO de 2019 Euphoria presenta a dos personajes cuyo crecimiento y conflicto giran casi por completo en torno al romance. Se forma una brecha entre dos mejores amigas, Maddy y Cassie, cuando Cassie se encapricha del novio de Maddy; se producen engaños, discusiones y manipulaciones. La lucha interna de ambos personajes gira en torno a su deseo mutuo de validación masculina. Y aunque es valioso retratar el tipo de mentalidad tóxica de la que pueden ser víctimas las mujeres jóvenes, así como presentar a estos personajes como personas con defectos, no lo es reducir la totalidad de sus caracteres a problemas de chicos y "peleas de gatas".
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Sólo por el boca a boca, es habitual en los institutos e incluso en los colegios oír hablar de la ruptura de fulanito y su pelea con menganito, mientras que muchas otras parejas rompen en cuestión de semanas o meses. Programas como Euphoria, en los que guapos actores de entre veinte y treinta años interpretan a estudiantes de instituto, contribuyen a que los adolescentes quieran crecer lo antes posible. Entre otras cosas, una forma habitual en que los jóvenes piensan que pueden conseguirlo es involucrándose románticamente con alguien. No hay nada intrínsecamente malo en el romance, pero los chicos que aún no han alcanzado la madurez emocional suelen ser incapaces de prestar la debida atención a una pareja. Los adolescentes pueden encontrarse pasando por las mismas luchas exageradas de los personajes de sus series favoritas, aunque a diferencia de los actores, ellos experimentarán un daño real y duradero.
Aunque mucho menos dura que Euforia, la serie superventas del New York Times y franquicia cinematográfica de Netflix A todos los chicos que he amado antes es igual de perjudicial y engañosa. A pesar del énfasis inicial en la herencia mixta coreana y blanca de la protagonista, la identidad racial de Lara Jean se pasa por alto. En las películas, se resume esencialmente en un breve montaje de hanbok (hanbok: vestido tradicional coreano) con K-Pop sonando de fondo, y unas pocas tomas de su difunta -y aparentemente irrelevante- madre coreana. Para colmo, la actriz que interpreta a Lara Jean no es medio coreana, sino de ascendencia vietnamita.
En lugar de dedicar algo de tiempo a desarrollar a Lara Jean como personaje -y su identidad como asiática-, la serie se ciñe a sus raíces de historia de amor adolescente, convirtiendo al interés amoroso del atleta protagonista en el centro de la historia. El chico y Lara Jean se besan en un jacuzzi; Lara Jean derrota a su ex, la celosa chica popular. En el fondo, To All The Boys I've Loved Before no tiene nada de malo, ya que cumple las características de película romántica desenfadada con las que se presenta. Lo que la hace problemática es la protagonista enamoradiza y unidimensional que Jenny Han ha escrito para protagonizarla, y aunque no sea su intención, está normalizando la falta de objetivos o personalidad en los personajes femeninos más allá del amor romántico que ya es una característica común del entretenimiento moderno.
En realidad, una relación romántica es algo más que la mera interacción de dos personas; ambas son ya sus propias personas, con intereses y creencias que existen más allá de la esfera de su pareja. A todos los chicos que he amado antes es sólo un ejemplo de la lamentable falta de este tipo de representaciones en el entretenimiento adolescente.
Sin embargo, las posibilidades de que se produzcan mejoras no son ni mucho menos escasas, y siempre podemos esperar que se produzcan cambios, ya que el mundo del entretenimiento evoluciona día a día. Hasta entonces, los adolescentes deben seguir disfrutando de sus libros y series favoritos. Pero deben tener cuidado de diferenciar la realidad de la ficción.