Los trastornos alimentarios en hombres y niños no son raros, pero pueden ser más difíciles de diagnosticar
El año pasado, Ed Sheeran se sinceró sobre su desorden alimenticio. Colaborar con Justin Bieber y Shawn Mendes le hizo reevaluar su cuerpo, que creía demasiado gordo en comparación con el de esas estrellas del pop, según declaró a Rolling Stone. Después de luchar en silencio, Sheeran resolvió su problemática relación con su aspecto y con la comida. Se definió a sí mismo como un "auténtico comedor compulsivo", que es el principal trastorno alimentario que afecta a los hombres.
Sheeran no es el único hombre que lucha públicamente con problemas de imagen corporal. La ex estrella de One Direction Zayn Malik dijo en su libro de 2016 que no comía durante días y perdió tanto peso que se había "enfermado". El ex receptor Mike Marjama luchó contra un trastorno alimentario en su camino a las grandes ligas. Y me siento identificado: Sufrí ortorexia, un término acuñado en 1997 para describir una preocupación cada vez más frenética por comer alimentos sanos o "puros", durante 15 años mientras trabajaba en el sector del bienestar como instructora de yoga y fitness. Durante ese tiempo, comprobaba compulsivamente todas las etiquetas y rechazaba los alimentos "impuros", lo que me creaba un daño psicológico incapacitante y me hacía saltarme muchas comidas.
Durante mucho tiempo, muchos creyeron que los trastornos alimentarios sólo afectaban a las mujeres, pero ese mito está siendo cuestionado a medida que más hombres reconocen sus luchas corporales. Aproximadamente un tercio de los trastornos alimentarios se dan en hombres, lo que afectará a unos 6,6 millones de hombres en EE.UU. en algún momento de su vida. Este problema está creciendo especialmente entre los hombres jóvenes. Un estudio de 2023 encontró que las hospitalizaciones pediátricas por trastornos alimentarios aumentaron en un 139% entre 2002 y 2019, con el mayor cambio en las tasas entre los varones de 12 a 14 años. Los trastornos alimentarios también suelen estar vinculados a la angustia de salud mental: un estudio de 2018 encontró que una obsesión con la masa muscular se asoció con un mayor riesgo de síntomas depresivos.
¿Así que las mujeres pueden ser maltratadas, pero los hombres no?
Desentrañando la conexión entre los medios digitales y los trastornos alimentarios.
La doctora Sasha Gorrell, profesora adjunta del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de California en San Francisco, empezó a interesarse por los trastornos alimentarios después de bailar en el American Ballet Theatre. Observó cómo el entrenamiento de élite y el intenso escrutinio corporal provocan una guerra mental en los bailarines profesionales, independientemente de su sexo.
Sin embargo, en lo que respecta a la concienciación sobre los trastornos alimentarios en los hombres, el Dr. Gorrell afirma que el problema radica en los diagnósticos. Los trastornos alimentarios masculinos se presentan a menudo como una concentración en la musculatura, que se percibe como saludable, mientras que solemos pensar en los trastornos alimentarios femeninos como el resultado de una delgadez extrema. Esto, dice el Dr. Gorrell, hace que sea "más fácil para los varones pasar desapercibidos en estas áreas típicas en las que la gente es señalada por sospecha de trastornos alimentarios."
La investigación sugiere que las redes sociales pueden hacer que los jóvenes sean más susceptibles a los trastornos alimentarios, un fenómeno del que se ha informado repetidamente en relación con las chicas. Pero identificar y tratar los trastornos alimentarios en los hombres puede ser especialmente difícil dado el aumento de influenciadores de la manósfera que instruyen a los jóvenes a desarrollar fuerza física y evitar comportamientos "femeninos". En un nivel básico, los ideales corporales que se comparten en las redes sociales presentan una estructura musculosa como deseable, algo que puede influir en los sentimientos de los jóvenes sobre sus cuerpos. Pero ahora también tenemos influenciadores extremistas que promueven una ideología de derechas que vincula un determinado tipo de cuerpo no sólo con la política de una persona, sino con su valía como hombre. Un ejemplo especialmente extremo es el de los neonazis que avergüenzan a los jóvenes en un circuito clandestino de clubes de lucha.
"Vinculamos la masculinidad y la musculatura, y a la gente le cuesta más ver la musculatura o la musculatura extrema como algo poco saludable", afirma la doctora Tiffany Brown, profesora adjunta de ciencias psicológicas en la Universidad de Auburn que se dedica a los trastornos alimentarios. Aunque tomar suplementos proteínicos para aumentar el volumen no es necesariamente un problema, afirma que la obsesión por el físico puede acarrear un problema.
Los trastornos alimentarios pueden tener muchas consecuencias físicas, como un mayor riesgo de insuficiencia orgánica, cardiopatías, trastornos gastrointestinales, problemas endocrinos y problemas neurológicos. Más allá de lo físico, trastornos como la alimentación restrictiva, que puede incluir regímenes de pureza así como ayunos y dietas selectivas, pueden pasar factura a la vida social, lo que puede repercutir en la salud mental. La ortorexia, el trastorno con el que luché, no figura en el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-5), en el que se basan los médicos para realizar diagnósticos formales y protocolos de tratamiento. Sin embargo, esta obsesión por la pureza es cada vez más preocupante. "La idea de que cualquier alimento deba ser tan temido que cause tanta angustia y que consumirlo vaya a acarrear psicológicamente muchos más problemas que lo que la gente cree que puede ser consecuencia de una alimentación 'poco saludable'", afirma el Dr. Brown.
Los hombres que desean aumentar de peso se enfrentan a otro problema, como explica el Dr. Gorrell: "La mayoría de las proteínas en polvo y los suplementos no están regulados. Simplemente se ponen en los estantes y no están aprobados por la FDA. Si son algo de lo que dependes como alimento básico en tu dieta, eso es un problema."
Nuestro miedo cultural a la obesidad y nuestra pasión por las dietas de moda ejercen una mayor presión a la baja sobre los hombres de todas las edades, sobre todo cuando se tienen en cuenta mediciones de salud erróneas. "El IMC es un pésimo indicador de cualquier cosa", afirma el Dr. Gorrell, refiriéndose al índice de masa corporal, la simplista medida clínica que los expertos han señalado que es errónea. La Dra. Brown afirma que el físico tampoco nos dice nada sobre la salud de una persona, dada la influencia de la genética en el peso y la forma del cuerpo. Hace referencia a los nadadores olímpicos Michael Phelps y Ryan Lochte. "Ambos eran deportistas de élite, pero sus tipos corporales son naturalmente muy diferentes. No podrían parecerse ni aunque lo intentaran, y ambos trabajaban muy duro".
Y todo esto antes de considerar los factores de interseccionalidad: Las identidades LGBTQ+ y la demografía racial desempeñan un papel en el diagnóstico y el tratamiento.
Independientemente del punto de entrada, muchas soluciones en torno a los trastornos alimentarios pueden encontrarse en los grupos de iguales. Junto con el tratamiento adecuado, la Dra. Brown señala que las conversaciones con amigos de confianza ofrecen un importante componente terapéutico. Las redes personales pueden ayudar a los afectados a superar ideas culturales sesgadas y la vergüenza por la imagen corporal derivada de expectativas poco realistas o realidades sociales, como el acoso.
El acoso que sufrí por mi sobrepeso me llevó a luchar contra la dismorfia corporal. Incluso después de crecer y "adelgazar" en el instituto, los años de acoso durante los años de formación me llevaron a sufrir un trastorno alimentario. Afortunadamente, la relación sana de mi mujer con la comida me ayudó a salir de mi cabeza (literalmente) y a entrar en mi cuerpo. Sólo entonces pude hablar públicamente de mis problemas.
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No estoy solo en este proceso. Mike Marjama, ex receptor profesional, tuvo una trayectoria de recuperación similar. Se dio cuenta de la necesidad de cambiar su proceso de pensamiento "de lo que creemos que parecemos a lo que somos como personas".
